LA LEYENDA DE LA FLOR DE CEMPASÚCHIL, UNA HISTORIA DE GUERREROS, AMOR Y MUERTE

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El Día de Muertos es una festividad mexicana considerada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO

Por Eduardo Marsan

Los días 1 y 2 de noviembre se llevará a cabo una de las festividades más representativas, de mayor folclor, colorida y emblemática de las tradiciones mexicanas, el Día de Muertos.

El pan de muerto, las calaveritas, el papel picado, el agua, el copal o incienso, la comida, la sal, los retratos, las calaveras de azúcar, las bebidas y las flores de cempasúchil son elementos infaltables para celebrar la conexión con los muertos.

Flor de amor y guía en el camino

La flor de cempasúchil con sus tonalidades amarillas y naranjas y olor intenso está rodeada de una historia de amor y cosmogonía prehispánica; la conexión entre el mundo de los vivos y de los muertos.

Cuenta la leyenda que…

Hubo un par de niños que se conocieron desde su nacimiento; la niña Xóchitl y el niño Huitzilin. Ambos compartieron infancia, crecieron juntos y al final su amistad se convirtió en un dulce y tierno amor. Un día decidieron subir a lo alto de una colina en donde le pidieron al Dios del sol, Tonatiuh, su bendición y cuidado para poder seguir amándose.

Él al verlos tan enamorados, bendijo su amor y aprobó su unión, pero la tragedia llegó a ellos, Huitzilin fue llamado a participar en una guerra para defender a su pueblo y murió, Xóchitl al enterarse rogó con todas sus fuerzas a Tonatiuh que le permitiera unirse a él en la eternidad.

Al verla tan afligida, la deidad la convirtió en una hermosa flor, luego de lanzarle un intenso rayo dorado sobre ella; creció de la tierra un bello y tierno botón que permaneció cerrado durante mucho tiempo.

Un buen día un colibrí atraído por el aroma inconfundible de dicha flor llegó hasta ella y se posó sobre sus hojas, inmediatamente, la flor se abrió y mostró su color amarillo, radiante como el sol; reconoció a su amado Huitzilin en forma de picaflor.

La leyenda dice que mientras exista la flor de cempasúchil y haya colibríes en los campos, el amor de Huitzilin y Xóchitl perdurará por siempre.

Su relevancia

También se tiene la creencia de que el aroma del cempasúchil o flor de 20 pétalos guía a las almas de los difuntos en el camino hacia la ofrenda que les espera en el mundo de los vivos: la conexión entre ambos mundos.

Las culturas prehispánicas compartían la creencia de que existe una entidad anímica e inmortal que da conciencia al ser humano y que después de la muerte continúa su camino en el mundo de los muertos.

El Día de Muertos es una de las tradiciones que se ha mantenido viva a través de los siglos, desde el 2008, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) nombró y catalogó dicha festividad mexicana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

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